La Vaca de la Albera
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Las formas de pastoralismo propias de la Albera se ven ya citadas en 1148 en un documento donde se otorgan los derechos de pasto de la casa real catalana a los monjes de Vallbona, cuyo territorio se extendía por las dos vertientes de la sierra de la Albera. En 1868 ya se hace mención de una raza propia de vacas en la Albera, pero su descripción no se hizo hasta mediados del siglo pasado, en la tesis doctoral de Mascort (MASCORT L. (1957). La raza vacuna de las Alberes. Tesis Doctoral, Universidad de Córdoba, Córdoba.).
En la actualidad esta raza lidera un proyecto de recuperación dirigido por la Asociación Bausitges de Amigos de la Vaca de la Albera (ABAVA), que intenta salvarla del peligro de extinción. Todos los ejemplares pertenecen a ABAVA. El rebaño madre (350 individuos) vive en la Sierra de la Albera, en la finca Bausitges, dentro del Paraje Natural de la Albera. Trece explotaciones ganaderas más, distribuidas por toda Cataluña, con un total de unos 250 individuos, colaboran con el proyecto, siendo núcleos reproductores esenciales para la supervivencia de esta raza. Desde la Asociación agradecemos a todos estos ganaderos los esfuerzos que están haciendo manteniendo los rebaños en su casa.
Tenemos dos coloraciones de la vaca de la Albera, la vaca fagina y la negra.
La Vaca de la Albera es una raza autóctona catalana que se encuentra hoy en día en peligro de extinción. Vive en régimen de semi-libertad en la Sierra de la Albera. Rústica, ágil y de pequeña estatura, está muy bien adaptada a vivir en zonas arboladas de montaña.
Basa su alimentación en la vegetación de los bosques y prados que tiene a su alcance. Ramas, rebrotes, frutos de árboles y poca hierba son su alimentación. Esto, junto con su rusticidad y su adaptación a vivir en zonas de montaña, la convierte en una herramienta muy eficaz para la limpieza de bosques y la lucha contra los incendios forestales.
Con la llegada de la primavera los rebaños suben a las crestas en busca de nuevos pastos y aire fresco, donde permanecerás hasta después del verano. Con las primeras tormentas de otoño comienzan a bajar buscando el abrigo de las partes mas bajas de los valles, donde pasarán el otoño y el invierno. Durante este periodo, coincidiendo con la época de los partos, se les da una aportación de alimento suplementario, ya sea en forma de forraje o tacos (compactado de alfalfa, cereales y melaza).
La recuperación de antiguos prados convertidos en garrigas o bosques, así como el clareado de los bosques que han invadido zonas de antiguas terrazas, son trabajos imprescindibles para hacer sostenible este proyecto ganadero en Bausitges.
Los cinco rasgos morfológicos fundamentales que definen esta raza son:
1.- Es una raza fuerte y resistente, muy bien adaptada al frío del invierno. Ágil y de pequeña estatura, es capaz de desplazarse por terrenos muy accidentados. Esta adaptación la convierte en una desbrozadora natural formidable muy útil en la limpieza de bosques y en la prevención de incendios.
2.- La cabeza tiene un aspecto macizo y alargado, los ojos son prominentes y la región facial es alargada. El morro suele ser pigmentado en negro y orlado en claro. Los cuernos son mayoritariamente en media luna o en gancho corto, de tamaño discreto, blancos con puntas negras y generalmente aserradas en los adultos. El cuello es largo y aplanado.
3.- El tronco es aplanado, estrecho y profundo, con la cruz destacada y partida. El dorso y el lomo son escasamente musculados y con tendencia al ensillado. El vientre es voluminoso y la grupa presenta un perfil horizontal. El borla de la cola es abundante.
4.- El sistema mamario es pequeño, recubierto de pelo fino y largo. Las madres bien alimentadas durante la gestación y el periodo de lactancia, aumentan notoriamente la producción de Leche, necesaria para el correcto crecimiento de los recién nacidos. La leche es muy cremosa y concentrada. Próximamente buscaremos recursos para poder hacer estudios preliminares de la caracterización de la leche.
5.- Las extremidades son fuertes, con articulaciones bien definidas. El pelo es abundante, con gran variedad cromática desde el negro al rubio y con decoloración gradual de las zonas inferiores del tronco, del listón, orejas, base corneal y flequillo. Son típicas de esta raza las coloraciones negra-marrón chocolate, con una gran variación de tonos, y la fagina, de color beige.
Su carne, 100% ecológica, tierna y más sabrosa que la mayor parte de carnes que encontramos hoy en día en el mercado, tiene un sabor ligero a hierbas mediterráneas y un moderado contenido en grasas. Estas características la convierten en una de las más saludables para nuestra alimentación.
Valorar la importancia de que los rebaños vuelvan a circular por nuestras montañas para disminuir los riesgos de incendios y un interés en el mantenimiento de las razas autóctonas de nuestro país ha promovido el reconocimiento de nuestros esfuerzos por la Administración. Asimismo, una preocupación cada vez más general por una alimentación sana y limpia ligada a una cría respectuosa tanto para los animales como para el entorno, nos alientan a seguir adelante con este proyecto.
El programa de recuperación iniciado en 2010, intenta aumentar su población para sacar esta raza del peligro de extinción trabajando en tres líneas principales: la mejora de la transformación y engorde de los terneros, el aumento de la población de la raza y la recuperación de pastos en la finca madre, Bausitges.
Durante siete años, las mejoras en la transformación de los terneros han sido significativas y se han traducido en la obtención de canales con un buen recubrimiento de grasa y una carne tierna y sabrosa. Este extraordinario trabajo realizado por Joan Dalmau ha animado a nuevos ganaderos a cuidar de esta vaca. La carne comienza a ser valorada por los mejores cocineros españoles y un público cada vez más extenso, por lo que su venta empieza a ser una ayuda considerable para la sostenibilidad del proyecto.
Desde el inicio del proyecto y hasta fecha de hoy, todas las hembras nacidas se guardan para aumentar la cabaña total de la raza. Los machos, excepto los destinados a sementales, se destinan al engorde. El programa de cesiones de pequeños rebaños ha ayudado a su expansión. En 2010 sólo encontrábamos Vacas de la Albera en Bausitges y ahora las encontramos además en 13 explotaciones ganaderas, distribuidas por todo el territorio catalán, con un total de 600 ejemplares.
Los trabajos realizados hasta ahora nos han ayudado a desmentir la mala fama que tenía esta raza con respecto a la producción de terneros y su transformación. Es seguro que una vaca que vive en un entorno de montaña muy duro de por sí, como es la Sierra de la Albera, destinará sus energías a sobrevivir si no se le ayuda. En el momento en que las necesidades alimentarias están bien cubiertas, se pueden permitir destinar parte de sus energías a otros menesteres como son la reproducción, en el caso de las vacas adultas, o a engordar, en el caso de los pequeños.
¿Quieres colaborar en el proyecto?
Todas las personas son bienvenidas a este apasionante proyecto. Si quieres participar, contáctanos.
1.- Suben en primavera: con la llegada de la primavera y la floración del brezo las vacas comienzan a subir hacia las crestas de la Sierra de la Albera, donde pasarán el verano disfrutando del fresco de los bosques de haya y robles y de los pastos culminales.
2/3.- Veraneo en las frescas crestas fronterizas: las vacas suben hacia arriba buscando el fresco y los pastos más tiernos de las crestas. ¡Allí arriba es otro mundo! Cuando en verano todo el mundo viste camisetas y busca el fresco junto al mar, allí arriba no sobra nunca una prenda de manga larga. Huyen de los mosquitos, las moscas y el gentío. ¡No son listas estas vacas, no! Disfrutan del paraíso que son aquellas tierras y de la bonanza del tiempo de verano. Para nosotros empieza el tiempo de las "rondas": paseos a pie y en coche para controlar el movimiento de las vacas arriba y poder evitar que bajen demasiado y puedan hacer daño en los viñedos de la vertiente francesa. Poder encontrar un pastor que pudiese pasar el verano con ellas en las alturas es uno de nuestros retos hoy en día. Alguien que registre nacimientos y controle los terneros pequeños, que conozca su localización.
4/5.- Bajan en otoño con las primeras tormentas - Alimentación suplementaria durante el otoño-invierno: cuando comienzan las primeras tormentas de verano las primeras vacas comienzan a bajar hacia los valles, ¡cada una a su valle! Difícilmente se confunden y se mezclan vacas de diferentes rebaños. Y en los valles las recibimos otro año con la ilusión de volver a ver nuestros bosques con estos animales tan entrañables. ¡Comienza el periodo de dar de comer a las vacas! Se separan las que bajan un poco mas flojas para que se puedan recuperar poco a poco, y se da forraje y tacos a las otras. Poco a poco los tres rebaños de Bausitges se van reuniendo de nuevo con los individuos que van bajando de las crestas.
6.- Partos y guarderías: hacia el mes de septiembre comienzan los primeros partos de la nueva temporada. Esta vaca pare sin ningún tipo de problema. Crías pequeñas, vivarachas, de color marrón clarito que se va oscureciendo con la edad. Poco a poco, más y más pequeños van poblando los bosques. Alguna madre se queda vigilándolos mientras las demás van a buscar comida en el bosque. Forman "guarderías" de dos o tres madres controlando hasta 15-20 terneros recién nacidos. Curiosos, juguetones. ¡Toda una experiencia verlo!.
7.- Encierro de los animales en invierno: cuando el invierno está ya mirando hacia la primavera, pero antes de que las vacas sientan la llamada de la hierba fresca de las crestas, empezamos a hacer los primeros "encierros". Suelen hacerse durante los meses de enero-febrero-marzo, según el año. Es el día en que se reúnen todas las vacas de un rebaño para hacer los controles veterinarios obligatorios, poner nuevos collares, cambiar los cencerros dañados, hacer el recuento de los pequeños nacidos durante la temporada o separar algún individuo que necesita un trato especial , entre otras labores. Antes era un día festivo y de trabajo. Los pastores franceses venían a ayudarnos, se cocinaba el plato típico de este día: la blanqueta de ternera de la Albera; y después de acabar con el trabajo en el que todos colaboraban, llegaba el momento de relajarse. Una buena comida era siempre acompañada de algún poema, alguna que otra canción, ... momento para recordar anécdotas de viejos tiempos. Fiesta entrañable hoy día convertida en tan sólo un día de trabajo. Recuperar esta tradición es otro de nuestros objetivos.