Nuestro equipo de Baussitges
el dream team lo tenemos aquí
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Todo esto no sería posible sin un equipo de personas que creen en el proyecto y que disfrutan del entorno - tenemos la suerte de que nuestra oficina de trabajo está casi tocando al cielo!! El Alma del proyecto es Marta - que se enamoró de estas montañas desde niña y ya hace 25 años que hizo aquí su hogar y su proyecto de vida. Marta es una de aquellas personas que transmite esa paz y esa serenidad del lugar. El resto del equipo lo formamos personajes variopintos - desde un boliviano currante de campo a una chica de ciudad que se transforma en estas montañas!
¡A continuación nos podéis conocer a todos!
Dos hermanos bolivianos con la vaca de La Albera. El mayor, Luis aprendió el oficio de vaquero en estas montañas; hoy, con ayuda de sus perros, es el pastor de la Albera. Corre como una gacela, es fuerte y muy buena persona. Siempre con un ojo en todo.
Y un poco más joven, Jhony, se ocupa principalmente del olivar y es el experto en construcciones de piedra seca. Además forma equipo con Luis para cualquiera de los trabajos de campo. Como una gacela en las montañas tras las vacas, es decidido y espabilado.
Desde Vilajuïga Puri es nuestra administrativa, como una hormiguita es metódica, sin prisa pero sin pausa, ordenada. Siempre con su agenda en mano – sigue apuntado el día a día con bolígrafo. Gestiona todos los pedidos de la carne con eficiencia y controla todos nuestros números.
Joan Dalmau y Miquel Juncà son los mimadores de los terneros: el engorde no sería igual sin ellos. Cuidan de los animales más felices del proyecto. Sin sus mimos nunca habríamos conseguido los bonitos terneros de nuestra raza, futuro y asombro para otros criadores de la misma. La calidad de la carne ha mejorado notablemente con trabajo y dedicación.
Sin su colaboración el trabajo en estas montañas sería imposible.
Gipseta – las más activa, lista y despierta. Pendiente de un gesto, una sola mirada para ponerse en acción y dirigir las vacas, las gallinas o cualquier animal que se mueva. Escrito en sus genes, su delirio es dirigir, mover, llevar de aquí para allá un rebaño por muy pequeño que sea. Incansable corredor, su premio más preciado es el trabajo bien hecho.
Brownie – el más fiel compañero de Marta, tranquilo, sereno, cariñoso. Vigilante y atento a cualquier movimiento de su ama – listo a acompañarla al fin del mundo.
Diana – la abuela del equipo perruno. Con sus nueve años de edad, todavía le cuesta controlar su instinto cazador ante los tiernos terneritos. Siempre alerta con ella cuando trabajamos entre vacas y terneros.
Swing – inseparable de Luis. Fuerte, obediente, trabajador. Encuentra las vacas aunque se escondan en los bosques o garrigales más densos. Las guía hacia casa cuando bajan de las montañas.
Rondi – de “Rondinaire” - aunque todavía un cachorro, se impone en el grupo canino como un individuo prometedor. Lista, como su madre Gipsy, brillante, ágil en sus movimientos, aprende fácilmente de sus maestros.
A la izquierda con su inconfundible sonrisa, Gipsy. En la parte derecha de arriba abajo: Rondi, con cara de no haber roto un plato, Diana, preocupada por su bronceado y Browny... buen manejador de marrones.
Macho de raza pura de la Albera, variedad negra, perdió su madre a las dos semanas de nacer. Tuvimos la suerte de encontrarlo entre el rebaño, aunque ya muy debilitado. Lo trajimos al "centro de rehabilitación de animales débiles" del Cortijo de la Llosa y allá lo alimentamos con biberones. Turnos de biberones cada dos horas, gracias a la ayuda de unos amigos alojados a la casa rural "el Corralet" durante aquellos días, conseguimos devolverle la energía. Después de dos semanas, recuperado, corría y jugaba con Rondi, nuestra perrita. Bien formado, fuerte, tranquilo, pensamos poderlo llevar a ferias como bonito representante de la raza Albera.
Clara tiene la capacidad de resolver todo a partir de una sonrisa. Desborda energía, simpatía y eficacia en el trabajo (cuando deja sus bikinis a un lado). Habil con los ficheros interminables de las vacas, conoce a casi todas por su “pendiente-número” pero olvida sus nombres de pila.
Como buena “mandamás”, quiere que las vacas también le obedezcan, olvidando que ellas (las vacas de la Albera) tienen sus propias reglas y no atienden a razones humanas. Le gusta mucho hablar y cuando yo no le escucho, habla hasta ¡con las vacas! y lo mejor es que le escuchan aunque ¡algo sorprendidas por su lenguaje! ¿La entenderán? siempre me quedo con la duda...
La hija de Marta
Sonrisa genuina de nunca parar. Atención de un colibrí. Terrenal en extremis.
Si buscas “Paz” en la wikipedia te aparece una foto de ella. Marta transmite esa paz y tranquilidad interior - que solo unos pocos consiguen y que todo el mundo siente en su primer encuentro con ella. El entusiasmo con el que explica su proyecto indica que es una de las (pocas) personas que ha tenido la suerte de hacer de su vida lo que le gusta. Al escucharla - (casi) todo el mundo quiere participar en su proyecto. Muy trabajadora, muy perfeccionista y con unos valores muy humanos - ah!! y muy cabezota! Su capacidad de esfuerzo es tal que es capaz de correr media marathon con una preparación de apenas 2 carreras de 4km. En un punto inocencia - como si no le hubiera contaminado la gran ciudad - pero en otro punto "dura de pelar" - consecuencia del entorno ( la tramontanala y la montaña) y la vida en soledad apartada de la gente.
Lo primero para ella es su hija - luego sus perros, sus vacas y luego sus montañas - el resto despues - por ese orden
Una persona que vale la pena conocer.
Tenemos que mencionar a todas aquellas otras personas que de una manera u otra han colaborado a que este proyecto pueda desarrollarse:
A mi familia, a mis padres por haberme dado la posibilidad de vivir en estas tierras y cuidarlas; a ellos también y a mi hermano por haber cuidado del rebaño durante tantos años de dificultades y hacer posible que esta raza haya sobrevivido hasta nuestros días; a los ganaderos de las explotaciones externas de la vaca de la Albera de toda Catalunya; al PEIN (Paratge d'Especial Interès Natural) del Parque de La Albera; a los organismos públicos Departament d'Agricultura, Ramaderia, Pesca y Alimentación (DARP) y al Ministerio de Agricultura por hacer viable el proyecto; a todos los veterinarios implicados; a la Universidad Autónoma de Barcelona, en especial a Jesus Piedrafita, por su implicación con el proyecto y su conocimiento; a los medios de comunicación y audiovisuales, que nos han visitado para hablar de nosotros y nos han cedido su material;
Y por último a todos los voluntarios – infatigables trabajadores sin cuya ayuda y buen humor muchos trabajos habríamos sido incapaces de realizar.
Y no nos podíamos olvidar de todos nuestros amigos que con sus visitas, las interminables charlas/discusiones en el impresionante porche o en torno al fuego, sus ideas, su compañía en las numerosas excursiones en busca de vacas, nos han apoyado tanto en los momentos más difíciles como en los más divertidos.
Gracias de todo corazón a todos vosotros por hacer posible este bonito proyecto y salvar entre todos esta raza nuestra tan especial, la Vaca de la Albera